Con todo el cuerpo dolorido por los excesos y los bolsillos casi vacios se despierta el barraquer alacantí la tarde-noche del 25 de Junio, después del clímax de la cremà de la Fogueres de Sant Joan unas horas antes. Para un barraquer el año no comienza el 1 de enero sino el 26 de Junio y necesita unas semanas de recuperación de su fiesta grande para reanudar sus rutinas habituales y volver a empezar con sus tradiciones festeras, cuyo comienzo suele ser una comida con todos los barraquers para comentar el año festivo anterior, ajustar cuentas y empezar a planificar el siguiente ejercicio.
El buen barraquer debe tener una doble personalidad como el Dr. Jekyll y el Mr. Hyde, ser buen ciudadano en su vida cotidiana y un marchoso desinhibido en la de barraquer. En esta última faceta si quiere disfrutar de sus fiestas se debe olvidar por completo de su rol habitual, pues si traslada sus ideas sociales, políticas o sus problemas personales a las reuniones de barraca se amargará y contagiará a los demás. Las fiestas son una formula necesaria que se emplea desde hace miles de años para salir de las rutinas cotidianas habituales de cada uno. Unen al rico con el pobre, al alto con el bajo, al gordo con el flaco, e incluso sirven para reconciliarse olvidando rencillas y entablar nuevas relaciones.
Casi tan importante como la fiesta en sí, es su planificación, las reuniones y ágapes periódicos en las etapas intermedias (El camino); Comidas, cenas y excursiones se prodigan en periodos claves evitando así la desconexión entre los miembros de la Barraca, en el periodo de tiempo que pasa entre las Hogueras de un año y otro, y que sirven a la vez para pasar ratos felices y desinhibidos, poniendo a prueba la capacidad organizativa de la Junta Directiva rotativa anual.
Un barraquer de pro debe sentirse muy alicantino y por tanto amante de las fiestas y tradiciones de nuestra ciudad, por lo que además de la fiesta de Les Fogueres debe seguir el resto tradiciones festeras alicantinas. Muchas de ellas con los miembros de su Barraca, otras con su familia y amigos…
Ya lo dice el refrán: el buen Alicantino foguerer, herculano y en Santa Faz Peregrino… Pero hay mucho más después de esta trilogía alicantina. El alicantino de verdad tiene que acordarse de sus patrones, de Nuestra Señora del Remedio en Agosto y de San Nicolás de Bari en Diciembre
Debe de juntarse con su barraca u hoguera para celebrar las fiestas de Navidad (mig any de fogueres), visitar la feria (o los “caballitos” como se decía antes). Un buen cocido con pelotas o una borreta ayuda mucho. Y Poco después acudir al Porrate de San Antón, ya en Enero.
Las fiestas de Carnaval en Febrero son también obligatorias ¿Quién no pasea palmito el sábado ramblero?
Luego tenemos la Semana Santa Alicantina, con todas sus cofradías y pasos que llenan la carrera oficial al ritmo de cornetas, tambores y xirimitas.
Cuando acaban… Poco después nos vamos al campo a comernos la mona. Otra de las tradiciones muy nuestras.
Pero quizás la que más nos toque después de les fogueres de San Joan sea la peregrina de la Santa Faz. Que llevamos celebrando el segundo jueves posterior al Jueves Santo desde el siglo XV. La romería más importante de España (después del Rocío) que arranca en la concatedral de San Nicolás y acaba en el monasterio de la Santa Faz. Se complementa con un mercadillo, cada vez más grande. Blusón negro, pañuelo al cuello y la caña con la rama de romero son las herramientas del peregrino. El camino se hace más llevadero con los roscos de anís y la mistela
En Mayo el alicantino se sumerge en el barrio más emblemático de Alicante, Santa Cruz, para deleitarse con las cruces de Mayo. El barrio de las faldas del Benacantil sirve de trampolín para los días más importantes del barraquer y el foguerer…
…Finalmente llega Junio.
Con les fogueres del Sant Joan se cierra el año fester. Aunque cada año se alargue más (mascletás por delante y castillos de fuego por detrás) son esos cinco días los más importantes para la barraca. Cuando se montan vallas, llega la portalá y se encienden las luces. La fiesta se desata, el fester se desinhibe y se apresta a disfrutar a tope de lo que ha venido forjando durante todo el año. Se reúne con sus compañeros, invita a amigos y familiares, y durante unos días se olvida de todo lo demás.
Por todo esto para muchos alicantinos el año comienza el 26 de Junio y no el 1 de Enero.
Y ahora… ¡¡A DISFRUTAR LAS FIESTAS A TOPE!!
Rafael Martínez Monserrat
Alicante, Junio 2017